Hola. Como ya comentamos en nuestro antiguo blog (que fue borrado en bloguay.com por presuntos "asuntos ilegales en gmail"... de los cuales nos estamos encargando, desde luego) nos hemos trasladado a blogger y esperemos que nuestras irregularidades para con la blgosfera aquí no sean descubiertas.
Hoy abrimos el blog con un curioso artículo de un gran y admirado personaje: Eduard Punset. El artículo se puede leer en su blog: www.eduardopunset.es/blog/ . Habla sobre la interiorización del sentimiento creyente y la exteriorización del opuesto, del ateo, no tiene desperdicio:
"Ayer hablaba con un colega sueco, el teólogo irlandés de nacionalidad estadounidense, Richard O'Neil, en el Instituto Nacional de Teologías y ciencias sociales de Estocolmo, sobre la posibilidad de concretar una cita con el neurólogo alemán, que vive en Boston, Walter Brunswaghen para reunirnos con el cardiólogo e investigador del hospital de DF México, Alfredo Guacho.
Hablamos del tiempo, y de cómo el tiempo afecta a nuestras formas de pensar. Cuando éramos niños sentíamos curiosidad por el más allá, cuando nos vamos haciendo adultos lo olvidamos, y cuando nos hacemos mayores volvemos a él. Es curioso que la mayoría de los adultos de la población mundial, exactamente un 67,8% de personas de entre 25-50 años (según el Instituo de Estadística newyorkino) cree en Dios, pero sólo un 8% dice creer en él.
Richard me comentaba en su chalet que las personas tendemos a la objetividad y la razón cada vez más y que pensar en la fe que, recordemos, es algo irracional e incluso absurdo a ciertos niveles, pues se está terminando. Todos somos ateos, por eso creemos en Dios, tenemos la necesidad interior de que algo allá fuera exista, pero no algo poderoso, nos basta con pensar en algo que pueda controlarnos.
Cuando vemos niños que juegan en un tobogán pensamos (o ellas piensan): 'Por favor Jesús salva a mi niño de la furia del tobogán', y es así, recurrimos al control divino aunque el domingo no hayamos ido a misa.
Este sentimiento de "control" que demandamos se encuentra en el hipocampo y es gracias a las conexiones y las redes que las neuronas forman bajo el córtex del miedo; aquí la palabra clave: miedo. El otro día hablando con mi colega británico, el neurólogo Oliver Macks, en Stamford Hill (Londres) me decía lo siguiente: 'Eduardo, si podemos controlar nuestra vida no tendremos miedo de nada'. Pero tenía que coger un vuelo a Masachusetts así que no pude seguir escuchándole.
El miedo y el control por fin relacionados, es curioso que el sentimiento de control que demandamos y con el cual recurrimos a Dios esté relacionado con el miedo. ¿Cuando recurrimos a una entidad divina es acaso que estamos recurriendo al miedo? ¿es un miedo intrigante como en 'Los otros' o 'de suhtillos' como Resident Evil?
Bueno, con esto os dejo un poco para que se digiera, porque somos cromosomos.
Un abrazo."
miércoles, 4 de febrero de 2009
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